Franquicia para algunos puede significar un tipo de negocio obsoleto, dirigido a cadenas de comida rápida o restaurantes, ropa u otros productos o servicios. Pero no es así, se trata de un concepto dinámico, activo que cada día es más frecuente.
Llega un momento en la vida de las personas en que logran tener las condiciones para independizarse y emprender un negocio propio, las empresas de franquicia han evolucionado como un modelo cada vez más apetecido y rentable, que resulta estar muy acorde para este tipo de personas.
En este blog, daremos algunas coordenadas para comprobar si las franquicias son el modelo de inversión que se ajusta a las expectativas de alguien que quiere emprender.
Una franquicia es un sistema de inversión, mediante el cual un inversionista o franquiciado compra el derecho de usar la marca de un producto en un mercado o territorio que aun no ha sido explotado por la "marca madre". De este modo, el franquiciado genera un negocio propio en que paga regalías, una tasa mensual, a la franquicia.
¿Tienes un negocio propio, o has trabajado bastante duro y por largo tiempo, y ya cuentas con suficiente capital para dar el gran paso de convertirte en franquiciado?
Comprar una franquicia otorga beneficios concretos. Es un modelo de negocio que al estar probado en sistema y rentabilidad, implica menos riesgos que crear uno nuevo. Esto quiere decir que requerirá menos tiempo para recuperar la inversión y superar los obstáculos que supone crear un negocio desde cero.
1. Ahorros suficientes: el rango monetario para entrar en el mundo de las franquicias es bastante amplio, depende del tipo de negocio y como esté estructurado. Si bien, no hay un monto concreto cuando se quiere invertir, es fundamental no solo contar con el valor del costo base de la franquicia sino también con capital mínimo de trabajo para los primeros meses que resultan ser los más complejos hasta que el negocio alcanza su punto de equilibro.
Es muy amplia la forma en que se compra una franquicia, lo importante es no endeudarse demasiado con créditos y elaborar un presupuesto que permita ver lo que se destinará a la adquisición y mantención de los primeros años del negocio.
2. Invertir en algo que realmente genere pasión: todas las franquicias operan de forma diferente, por lo mismo, hay que tener claridad de las características del negocio ideal con base en el capital estimado.
Lo óptimo es tener opciones que generen agrado, negocios donde se tenga mayor conocimiento y habilidades, para decidir por el que se prefiera y que de mayor confianza.
Hay que considerar que hay franquicias en las que se exige que el inversionista sea operador de su propio negocio, mientras que otras no. Como todo en el mundo de las inversiones, el portafolio de opciones es grande, y se expande desde negocios de poco capital hasta opciones de mayor inversión, por lo qué el capital es fundamental para la decisión del inversionista.
3. Trabajo mutuo y de confianza: como mencionamos anteriormente, una de las ventajas de invertir en franquicias, es crear una base de confianza. Esto puede parecer obvio, no obstante, la confianza no siempre se logra en entornos que no son transparentes. El respeto mutuo es un componente clave en la relación entre el franquiciante y franquiciado.
Éste último, debe confiar verdaderamente en que el franquiciante tiene sus mejores intenciones y todo el interés enfocado en la mejora continua de la marca.
Si como posible propietario de franquicia, no se reciben respuestas claras o hay un sentimiento en qué hay algo que algo no encaja, no hay que ignorar la intuición. Si un franquiciante no se comunica para entregar toda la información que se requiere, eso es una señal de que es hora de buscar una ruta de inversión diferente.
4. Asumir una gran responsabilidad: en este punto no importa si se quiere administrar de forma personal la franquicia o bien solo se quiere invertir como franquiciado, acudiendo a la inversión pasiva por medio de un tercero de confianza que se haga cargo de la administración del negocio, se deberán asumir retos y riesgos mayores.
Si se trata de un negocio bajo la propia gestión, se deberá, al menos en fase inicial, estar entre 6 y 12 meses trabajando para poder entender el negocio, o bien, dejar una persona de confianza a cargo, que pueda dar los reportes necesarios para tomar decisiones en el corto, mediano y largo plazo y que sienta el negocio como propio.
5.Invertir el capital en algo seguro: la decisión de invertir en una franquicia radica principalmente en las necesidades del inversionista; si quiere invertir en algo que ya existe y funciona, administrarlo de forma personal o bien contar con alguien de confianza que se haga cargo del negocio, etc.
Lo importante es recordar que invertir en franquicias se convierte en una solución para personas que tienen un capital para invertir y buscan construir un negocio cuyos resultados dependen del propio esfuerzo, reduciendo los riesgos inherentes al mercado donde busca operar.
Conclusión
No importa la edad, invertir en una franquicia permite obtener el trabajo deseado, y, potencialmente, lograr más de lo que jamás se podría conseguir a través de una carrera convencional.
Para las personas que se quieren independizar, vivir y trabajar para una franquicia, lo más recomendable es trabajar en el negocio para que lo entiendan, y por sobre todo, creer en el crecimiento y pensar en seguir abriendo más negocios. Pero para lograrlo, hay que entender el negocio desde la raíz, llevarlo a un punto de equilibrio, hacerlo rentable y entender los números para seguir expandiéndose.