A la hora de invertir en una franquicia, muchos piensan que una marca reconocida o la ubicación del local será el motor del negocio. No se equivocan, pero hay un tercer factor tanto o más importante: la relación con el franquiciador.
La relación de un franquiciado con su franquiciador o marca, es una de las más atípicas en el mundo de los negocios, donde normalmente hay un jefe.
Para empezar, el franquiciado es su propio jefe y trabaja para él mismo. Sin embargo, ambos no son iguales, ya que cada uno cumple roles específicos. Esta relación es más bien de interdependencia, ambas partes se necesitan mutuamente para lograr que crezca el negocio.A medida que tu negocio de franquicia crezca, también crecerán los desafíos propios de manejar y alimentar relaciones efectivamente. Se trata de trabajar con distintas personalidades.
Antes de detallar cómo puedes manejar de mejor forma la relación con tu franquiciante, es necesario entender el rol que cada parte cumple en ella. Y parece obvio, pero la base de la relación franquiciador–franquiciado es entender el aporte de cada una.
a. Franquiciante o franquiciador: suministra el sistema para operar y expandir el negocio, como también las herramientas, la guía, el apoyo y la capacitación necesaria para que puedas manejar tu franquicia con éxito.
El rol de del franquiciador es sumamente complejo y dinámico. El éxito de la franquicia y su relación contigo depende de su personalidad y su formación de negocios.
b. Franquiciado: ejecuta los procedimientos de negocio suministrado por el franquiciante. A cambio de estos materiales y know-how, paga regalías y tarifas al franquiciador y acuerda ceñirse a las condiciones estipuladas en el contrato.
El franquiciado tiene total libertad para tomar decisiones autónomas sobre decisiones de negocio y contratación de empleados.
Los franquiciados son personas con ambición y comprometidas con su independencia financiera. Quieren lograr el éxito bajo sus propios términos, pero minimizando el riesgo. Esto lo logran siguiendo los pasos delineados en un modelo probado para generar un negocio.
Ahora sí, a lo que nos convoca. Como dijimos antes, manejar una franquicia se trata de manejar relaciones. Y la más importante es la relación con tu franquiciador o marca (la otra es la relación con tus agentes, según el tipo de franquicia que hayas comprado. Hablaremos de esto en un próximo blog).
1. Tu franquiciante o franquiciador no es tu empleador, es tu socio en un proyecto de largo plazo. Por lo tanto, la relación debe estar basada en respeto mutuo. Pero más que eso, no debes temer exigir apoyo y liderazgo para manejar y hacer crecer el negocio.
2. Comunicación clara y continua: es muy importante mantener contacto regular. Esto puede incluir reuniones, convenciones, capacitación, prestar atención a sugerencias para mejoras y siempre pedir información actualizada para estar al tanto del mercado en que operas, cuando ocurren.
3. Relacionado con el punto anterior: las instancias como eventos, convenciones y sesiones de capacitación son clave para estar al día con la industria y el mercado inmobiliario en general. Todos sabemos lo importante que es estar informado de lo que está sucediendo allá afuera. Pero también ofrecen otra ventaja que es difícil encontrar en otra parte: hacer contactos. Relacionarte con otros franquiciantes y franquiciados es quizá la mejor forma de compartir consejos, detectar oportunidades y adquirir buenas prácticas que te ayudarán a consolidar y expandir tu propia franquicia.
4. Haz seguimiento a tus solicitudes de apoyo o información. Tu franquiciador trabaja con muchos inversionistas como tú, por lo tanto, debes asegurarte de obtener las respuestas que necesitas.
5. Maneja el conflicto directa y rápidamente: cuando los desacuerdos no se solucionan pueden “fermentar” y crecer.
6. La resolución de un conflicto debe estar basada en respeto mutuo y la escucha mutua. Si eso no funciona, muchas franquicias tienen departamentos especiales para mediar entre las partes cuando se produce una desavenencia entre el franquiciante y el franquiciado.
7. Si el conflicto no tiene solución y sientes necesidad de terminar la relación, asegúrate de tener razones de peso para tomar esta decisión (como ilegalidades o faltas de conducta, por ejemplo) y entender todos los aspectos legales involucrados.
Selectividad, consistencia y compromiso son tres cualidades que todo franquiciado debe poseer para lograr el éxito. Por lo tanto, lo más importante no es necesariamente encontrar tal o cual franquicia, sino manejar las relaciones que esta implica.
Todas las relaciones –sean profesionales o personales– deben ser nutridas o alimentadas. Esto requiere mantener buenas líneas de comunicación y escuchar el punto de vista de tu contraparte.
En este sentido una franquicia es como cualquier otro negocio, en el sentido de que necesitas formar conexiones y relaciones para lograr el éxito. Recuerda siempre que trabajas con personas. Fortalece tu relación con ellas y tendrás una parte importante del juego ganado.